La caminata del 11 de septiembre siempre ha sido un poco especial y este año no ha sido diferente: a los senderistas más o menos habituales, que buscamos una salida al campo y hacer ejercicio, se nos suman aquellos otros a los que, sobre todo, les atrae el acto emotivo de la colocación de la Senyera y el poder cantar el himno de Els Segadors en un paraje excepcional, como es el de la Roca Foradada, lejos de los actos institucionales y de los discursos de los políticos.
Salimos del lugar de costumbre una treintena de participantes y seguimos el mismo recorrido que hicimos en la caminata de la LLuna Plena de este mismo año hasta llegar al camì Ral. Allí nos esperaba el grupo de los que habían elegido la opción más corta y, entre ellos Albert, un finés de 82 años, el senderista de más edad de todas la caminatas que hemos hecho hasta ahora. Después de los saludos, continuamos por el sendero local marcado como de la Roca Foradada. Llegamos a Mas Panyella y allí nos separamos del sendero oficial, cruzamos la carretera de Gelida y, después de asomarnos a la urbanización de Ca n'Ermengol, tomamos un sendero que nos llevó por el Maset de Baix, siempre subiendo, hasta coincidir con la ruta de Els Cinc Cims, aunque en sentido contrario. Después de cruzar la carretera que sube a la urbanización del Safari, y puesto que se nos hicieron las diez de la mañana, paramos para comer el bocadillo. La previsión era comerlo en la Roca Foradada, junto a los que hubieran subido directamente, pero el rodeo que dimos nos retrasó. Quizás hubiéramos debido continuar; al fin y a la postre estábamos a un cuarto de hora de distancia, pero es cierto que había quien estaba en ayunas y necesitaban comer. Descansamos, comimos, tomamos café (nunca se lo agradeceremos suficientemente a Jaume) y continuamos. En la Roca Foradada nos estaban esperando, algo impacientes,aquellos a los que me referí al principio.
Enseguida se procedió a extender la Senyera, con cierto peligro para los cuatro o cinco que lo hicieron, asomados al precipicio los unos y Jaume abajo, sobre alguna repisa no se sabe cómo. En próximas ocasiones hemos de ir provistos de arneses u otros elementos de seguridad.
Y, después, Els Segadors. Este año, por unas u otras razones, faltaban algunos de los senderistas que pertenecen a la Coral y que son los que habitualmente toman la iniciativa a la hora de cantar; los demás les siguen. Por fortuna, este año estaba Toni con nosotros. Hizo de solista y de director, conociendo toda la letra y entonando bien. Y, sobre todo, poniendo un punto de emoción al cantar.
Y después el regreso, ya por el recorrido oficial, por el Calaix y hasta el Camí Ral y, desde allí, la Torre de'n Guillem, el Camì dels Horts de la Munt, etc.
Y, al llegar al punto de partida, nos encontramos con el acto institucional organizado por el Ayuntamiento. Estaban las autoridades, por supuesto, los Gegants, un grupo de Bastoners, policía local y de los Mossos y algún, no mucho, público. Se procedió al izado de la Senyera, siempre emocionante y a los discursos, ofrendas florales y a cantar Els Segadors por el equipo de altavoces, grabado y con música.
El nuestro fue más emocionante.